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El club de machos: ¿qué es la broligarquía?

Por Lía Ghara / La pandilla tech de Trump y su cruzada contra el wokismo

El club de machos: ¿qué es la broligarquía?

Por Lía Ghara / La pandilla tech de Trump y su cruzada contra el wokismo

Los mil-millonarios dueños de las grandes corporaciones tecnológicas (Big Tech) y los exponentes de las nuevas derechas del norte y el sur global conforman la banda de los ‘bro’. Qué pulsiones los mueven a tratar desesperadamente de impresionarse entre sí. Qué tan potentes son para ellos la perspectiva transfeminista y la agenda de derechos humanos. Por qué es lo primero que quieren aniquilar.

La asunción de Donald Trump cristalizó un nuevo orden mundial en una foto que como elementos principales tenía por un lado a los mil-millonarios dueños de las grandes corporaciones tecnológicas (Big Tech) y por otro a las nuevas derechas del norte y el sur global. Ninguna sorpresa: 90% hombres cis blancos, mil-millonarios (¿ya lo dijimos?). La banda de los ‘bro’ que con pulsión homoerótica buscan impresionarse entre ellos para ver quien es el más cool de los machos. ¿El enemigo? Las “minorías”. Milei desde Davos intenta la genuflexión más grande.

“Sabía que algún día tendría que ver a hombres poderosos prender fuego el mundo; simplemente no esperaba que fueran semejantes perdedores (I knew one day I’d have to watch powerful men burn the world down – I just didn’t expect them to be such losers )”, sentenció ante este panorama la escritora Rebecca Shaw. Te creemos, hermana.

La Bro’ligarchy, en español Bro-ligarquía, es un término que se refiere a los millonarios varones blancos aliados del «bro» Donald. Un pequeñísimo grupo que hoy no solo concentra un poder económico inaudito sino también el acceso a la información y los recursos digitales. Tecno-feudalismo le llaman los especialistas, ya que operan irrestrictamente el territorio digital (como los grandes señores feudales de la edad media) donde sus productos los hacen particularmente peligrosos: redes sociales, inteligencia artificial, plataformas de pago, no solo dominan la economía; dominan la vida misma.

La mesa de los muchachos

Son, a diferencia de otros tiempos, muy visibles: Elon Musk, el que hizo el saludo nazi y bailó frenético detrás de Trump mientras este prometía viajes a Marte. Otro es Mark Zuckerberg, quien realmente se lució. Si bien ya salía en programas de TV diciendo que la sociedad había sido “castrada” y que las empresas necesitaban “más energía masculina”, tuvo un gran detalle: unos días antes de la asunción de Trump cambió las reglas de verificación de datos y anunció el fin del programa de moderación en META dándole rienda suelta todavía más a las fake news y a los discursos de odio. Jeff Bezos (CEO Amazon), Sundar Pichai (CEO Google), Peter Thiel (PayPal) y Marc Andreessen (Mosaic) son otros que se suman a la mesa de los muchachos.

Volviendo a estas latitudes, Javier Gerardo Milei, presidente de Argentina no perdió oportunidad de pasearse entre sus camaradas durante la asunción (tampoco de draguearse). Lo cierto es que apenas un puñado de días después utilizó su presentación en el Foro Económico de Davos como plataforma desde donde lanzar una artillería de señales a los brothers. “Tiemblen zurdos” es parte de su repertorio habitual, sin embargo, y estratégicamente, esta vez trajo un nuevo término a su discurso, uno que lo alinea con el sistema capitalista financiero internacional y su narrativa: “wokismo” o “la basura woke”: “El tiempo de cambio está tocando la puerta. El virus mental de la ideología woke es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada. Es el cáncer que hay que extirpar”, dijo.

Orgullo WOKE

Wokismo” es un anglicismo que proviene de wake, en inglés, despertar. La traducción de woke sería ‘despierto’. El diccionario Oxford lo define como: "Estar alerta ante las injusticias sociales y políticas, en especial el racismo". En los últimos años se puso en vigencia gracias al movimiento Black Lives Matter y amplió su sentido a las luchas por la equidad racial y social, el feminismo, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el uso de vacunas, el activismo ecológico y el derecho a abortar.

La vieja estrategia de inventar un enemigo hacia el cual desplazar resentimientos y frustraciones sociales y económicas funcionó: Trump ganó las elecciones utilizando el argumento de la “ideología woke” como una herramienta retórica para avanzar con una agenda ultraconservadora. Milei también, un año antes. Los ‘bros’ consideran que estas políticas representan no solo una amenaza a los "valores de familia" sino también a la libertad de expresión e incluso a la misma democracia, a la que se quiere "reemplazar con una tiranía woke".

“Virus mental", "epidemia", "pedófilos", "subversión cultural"… y por último: "cáncer a extirpar", Curioso, como aquella pintada de 1952 "Viva el cáncer”. Son algunas de las definiciones que le adjudicó Milei al wokismo. Acto seguido anunció el envío de un paquete de leyes al congreso para eliminar el Cupo laboral trans, la figura de femicidio y todo tipo de normas de discriminación positiva sobre minorías.

Casi como si ellos mismos estuvieran enunciando las fortalezas del contrincante, o más bien sus propios miedos. La pregunta sería: ¿qué tan potente y destructiva para los broligarcas la perspectiva transfeminista y la agenda de derechos humanos? ¿Por qué es lo primero que quieren aniquilar?

Digámoslo, es una cuestión de plata. Ante la acumulación obscena de capitales en la última década, hubo solo un puñado de ideas que al tecno-feudalismo le jodieron: la distribución de la riqueza que propone una economía transfeminista y los movimientos de mujeres que cuestionan el valor del trabajo doméstico (se metieron en sus casas), la imposibilidad de usufructuar los recursos naturales no renovables y de generar emisiones de carbono asesinas así como la contundencia con la que desde la militancia ambientalista se subraya cómo la desigualdad ambiental coincide absolutamente con la desigualdad social (se metieron en sus negocios, litio de por medio), la ruptura de la heterosexualidad y de la cisexualidad como sistemas hegemónicos de opresión tanto sexual como identitaria (se metieron en sus camas y en sus familias), la denuncia latente del neocolonialismo y la terrible concentración de riqueza de los nortes globales frente a la desidia de países arrasados por las guerras, el hambre y la pobreza que expulsan a cientos de miles a migrar (se metieron en sus tierras).

Quieren aniquilar lo que tiene el potencial de desarmar esa falacia llamada neoliberalismo y su lógica de poder. Deberían saber que travestis, trans, putos, tortas, migrantes, marrones, comunidades originarias, personas negras, disca, defensores de derechos humanos, mujeres, gordes, villeres, ambientalistas, artistas, judies, jubilades, amas de casa, y pueblo… ante todo pueblo, somos más.

Fuente: SOY

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